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35 Jesús lo reprendió, diciendo:

—¡Cállate y sal de él!

Entonces el demonio, derribándolo en medio de ellos, salió de él sin hacerle daño alguno. 36 Todos estaban maravillados, y se decían unos a otros:

—¿Qué palabra es ésta, que con autoridad y poder manda a los espíritus impuros, y salen?

37 Y su fama se difundía por todos los lugares de la región.

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